En los últimos tiempos, estamos viendo como en el sector de la estética, y en concreto en el de la depilación permanente, el mensaje de la productividad empieza a estar cada vez más presente. Esto es una noticia excelente porque un negocio solo puede crecer cuando es rentable, y que los fabricantes de tecnología sean sensibles a ello, es imprescindible ante la presión y bajada de precios de los tratamientos.
Un punto a destacar es que en muchas ocasiones el mensaje de productividad se asocia exclusivamente a la rapidez de una sesión, cuando esta es solo una parte de esa rentabilidad.
Ser rápido tratando una zona, sobre todo amplia, es tremendamente importante, porque se podrá disponer de una agenda más libre, lo que se traduce en más facturación.
Por este motivo, cada vez más fabricantes disponen de equipos con mayor área efectiva de depilación y, por lo tanto, más rápidos. La velocidad es un pilar fundamental en la productividad de un centro, pero es imprescindible no perder de vista la eficiencia clínica del tratamiento (reducción permanente del vello), y tampoco hay que olvidar a que a ningún cliente le agrada tener que realizar diez, doce o quince sesiones para lograr una reducción definitiva del vello.
En este contexto los modos de barrido tienen un papel ambiguo. El conocido modo de barrido o acumulación, es un modo de trabajo de baja energía (en el rango de 10 J/cm2) y alta velocidad 10-15Hz, donde la destrucción del folículo piloso se realiza mediante la acumulación de energía. Los protocolos establecen la cantidad de energía necesaria para la destrucción del folículo que se debe acumular en zonas de 10x10cm2 habitualmente en torno a los 1000J -1500J. Esta acumulación se consigue pasando de forma repetida por la zona definida, solapando una y otra vez hasta que se llega a esa energía total acumulada.
Como ventaja, el modo barrido suele posicionarse como indoloro para el paciente. Esto último, se debe a que la fluencia (J/cm2) emitida es baja y lo habitual es que la molestia causada sea mucho más leve. Respecto a la eficacia, aunque suele posicionarse como un modo rápido, es muy dependiente de la destreza de la operadora y la rapidez puede estar en entredicho si se ejecuta con excelencia, ya que requiere como mínimo 4 o 5 pasadas por la misma zona, para poder acumular adecuadamente la energía necesaria. No olvidemos que si no se aplica adecuadamente será difícil que la célula
germinativa alcance la temperatura necesaria para ser destruida. Como inconveniente, el modo barrido no es 100% efectivo clínicamente ni para todos los tipos de piel ni para todas las sesiones de tratamiento.
Sintetizando se podría decir que los modos de barrido pueden resultar adecuados para:
• Fototipos oscuros que requieren baja energía. No son clínicamente válidos para vellos claros que requieren una mayor dosis de energía por su escasez de melanina.
• Las primeras o segundas sesiones de tratamiento en las que el vello aun tiene melanina y grosor. Con los vellos residuales es imprescindible disponer de modos de trabajo basados en pulsos cortos y alta energía. En el caso de fototipos claros, incluso en torno a los 30J/cm2.
• Para personas con umbrales de dolor muy bajos, aunque actualmente esta cuestión está muy mejorada en los modos pulso a pulso con los nuevos sistemas de refrigeración de los láser.
La alternativa existente son los modos pulso a pulso sin solapamiento. En estos modos de trabajo, el operador configura la velocidad del laser, la duración del pulso y su energía, adaptando su operativa a la misma. Esto es clave para poder tratar de forma rápida cualquier zona, sin sacrificar la calidad del tratamiento. Por ese motivo, los centros intensivos en depilación utilizan láseres de alta potencia, evitando láseres de baja potencia, que necesitan del modo barrido para poder trabajar.
En la actualidad, existe tecnología en el mercado que llega a 4 y 5Hz entregando a pulsos cortos 3-5 ms la fluencia necesaria (superior a 20J/cm2 lo que cubre sobradamente las necesidades clínicas que los protocolos establecen para todos los fototipos, a lo largo de las 6-8 sesiones que suele durar el tratamiento. Con un láser capaz de emitir 4 disparos por segundo, con un tamaño de spot 4cm2, la velocidad real es de 16cm2/segundo, lo que supondría que el tiempo efectivo de tratamiento de unas piernas sería de 6-8 minutos; siendo capaz de emitir en toda la zona trabajada la energía necesaria, y por tanto, garantizando la eficacia del tratamiento.
Conclusión, es importante que un láser sea rápido, pero aun es más importante garantizar que el vello se reduce de forma permanente en un número de sesiones razonable.